La Tarjeta Alimentar solo llega a cubrir una dieta saludable para un solo hijo

Expertos calculan que hoy se necesitan $ 4.500 por mes para nutrir bien a cada chico beneficiario del plan. Pero las familias con 2 o más niños -más de un tercio- cobran $ 6.000 para todos.

El Gobierno lo fijó como prioridad y puso el plan en marcha a toda velocidad. El objetivo es ambicioso: proteger del hambre a dos millones de niños vulnerables. La herramienta: el reparto masivo de tarjetas sólo válidas para comprar alimentos, que se recargan cada mes con $ 4 mil para familias con un sólo hijo de hasta seis años o con $ 6 mil pesos en total para las que tienen dos o más chicos de esas edades. Los primeros plásticos se dieron en diciembre, en Concordia. Ahora ya hay más de 600 mil tarjetas Alimentar funcionando, y las entregas siguen, apuntando a cerrar el mes con el 70% del padrón cubierto.

Como el primer desafío -el despliegue- pareciera estar casi superado, ahora, de a poco, el foco pasa a otra de las metas que se habían fijado: que la mayor parte posible de la ayuda sea usada para comprarles a esos chicos comida saludable. Esto no será tan fácil, según expertos en nutrición. En principio, por el límite que imponen los montos del subsidio, no siempre suficientes para solventar los altos costos de una dieta infantil completa y equilibrada.

Una Canasta Básica de Alimentos, según el Indec, costó en enero $ 2.720 para un chico de tres años y $ 3.200 para uno de cinco. Para ese combo de productos, que los nutricionistas definen como muy poco sano y apenas de supervivencia, los montos de la ayuda parecen alcanzar. Pero el presupuesto queda mucho más ajustado frente al precio de una canasta más saludable.

Así lo muestra un relevamiento del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) y la Cátedra de Economía de la Escuela de Nutrición de la UBA, al que accedió Clarín. El estudio, hecho este mes en Capital, calculó que una dieta ideal para un niño de 3 a 6 años, basada en las guías del Ministerio de Salud y en recomendaciones internacionales, cuesta $ 4.500 (o $ 150 por día). Monto que puede bajar a $ 3.600 (o $120 al día) si sólo se compra en ferias y productos de Precios Cuidados y terceras marcas.

Así, con algo de esfuerzo familiar en “caminar”, el subsidio ($ 4.000) bastaría, en teoría, para que quien tiene sólo un hijo chico pueda alimentarlo según las pautas saludables. “El dinero puede alcanzar o no, según qué proporción de lo adquirido se destine alimentar al niño -nunca es el total- y según dónde se compre. Algunos padres hallan ferias o locales con precios accesibles cerca, pero en ciertos lugares irán a almacenes o autoservicios donde comprar alimentos saludables a buen precio puede ser más difícil. A veces acceder a una feria implica tomarse un colectivo, lo que también insume dinero”, comentó Sergio Britos, director del CEPEA, autor del trabajo e integrante de la mesa técnica del Plan Argentina contra el Hambre.

Ahora bien, donde la cuenta saludable directamente no cierra es en el caso de las familias que deben dividir entre dos o más hijos beneficiarios el aporte estatal (de $ 6.000), dado que sólo contarían con $ 3.000, $ 2.000 o menos para destinar a la dieta de cada uno en el mes.

“Estimamos que entre un tercio y el 40% de la población alcanzada está en esta situación, mientras que el resto tiene sólo un hijo de seis años o menos”, precisó Britos. E indicó que la canasta que ellos relevan resulta mucho más costosa que la del INDEC porque esta última incluye muchos alimentos como panificados, papa y cereales comunes, y pocos de los de mayor calidad nutricional y precio, como los lácteos, las frutas y las verduras.

La Canasta Saludable Infantil armada para el trabajo prevé cada día un vaso de leche, un yogur, 4 o 5 porciones de verduras y frutas, una porción chica de carnes y 60 gramos de cereales integrales, variando entre arroz o fideos integrales, avena, pasta o fideos de sémola, legumbres y sus harinas.

A eso suman 65 gramos diarios entre cereales comunes (arroz, harinas, pastas), papa, batata, choclo, pan o galletitas crackers. Y, sólo una porción al día en total para productos que sólo se indican para un “consumo ocasional”, como dulces, golosinas, galletitas dulces, panificados, gaseosas, fiambres y carnes procesadas.

Según relevaron, para que un niño pueda comer así por un mes, se deben gastar $ 1.635 al mes en lácteos, $ 965 en frutas y verduras, $ 670 en carnes y huevos, $ 690 en los alimentos menos recomendados y $ 540 para lo restante. Si se toma sólo el componente “altamente nutritivo” de la canasta, lo mínimo que se puede gastar, “caminando” en busca de precios bajos, son $ 2.800, detallan.

“El ingreso de $ 4.000 al mes no es bajo para empezar el plan. La clave es que su poder adquisitivo se mantenga en el tiempo”, consideró Britos, quien remarcó que aún resta mucho trabajo de educación y difusión para que los beneficiarios puedan saber fácilmente, al comprar, cuáles son los alimentos más convenientes para cuidar la salud de sus hijos. Esto, dice, ante niveles de sobrepeso que alcanzan el 40% entre los escolares.

Aún no hay datos representativos del uso que se está haciendo de los subsidios en todo el país. Sólo se difundió una pequeña muestra, hecha en parte del Conurbano en siete días de enero, donde 42,8% de los productos comprados fue saludable (58,1% del gasto) y el 25,5%, poco saludable (17,8% del gasto).

La Tarjeta Alimentar se entrega a beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) con chicos de hasta seis años, a beneficiarias de la Asignación por Embarazo y a personas con discapacidad que cobran la AUH. Ninguno debe hacer trámites: reciben una cita para retirar el plástico y de inmediato pueden gastar el saldo en alimentos y bebidas, con la única excepción del alcohol. Y sólo en locales con posnet.

(Fuente:
https://www.clarin.com/sociedad/tarjeta-alimentar-subsidio-llega-cubrir-dieta-saludable-solo-hijo_0_Yb6Lfgx6.html )